CRISIS DEL ALMA
Parece existir consenso en los problemas y crisis que los seres humanos estamos experimentando. A nivel global tenemos situaciones que nos parecen imposibles de solucionar, como la crisis medio ambiental y el calentamiento global, la crisis financiera a nivel mundial, inimaginable hasta ahora. Una Gaza convertida en un campo de concentración, gran porcentaje de la población del planeta viviendo en la miseria y con una gran distorsión en la distribución de la riqueza a nivel mundial, la cual está en manos de muy pocos. Tenemos una crisis de entendimiento religioso, con resultados de violencia y terrorismo. Los alimentos que consumimos, nos comienzan a producir daño, resultado de los mismos avances tecnológicos que se han incorporado en la producción de los mismos.. Necesitamos cada vez más energía y sabemos que nuestras actuales fuentes energéticas contaminan el planeta. Predominan valores basados en la ley del más fuerte, del más competitivo. El éxito se valoriza en términos monetarios y de poder. Tenemos desconfianza en nuestros gobiernos y en especial en los políticos. Aumenta la corrupción.
La calidad de vida de los seres humanos se ha deteriorado, pese a todos los avances científicos y tecnológicos. El estrés es la enfermedad de moda. Existe confusión y desánimo frente a la mirada del futuro. No sabemos qué hacer y desconfiamos de todo. Es lo que llamamos crisis. Haciendo una síntesis de todas estas crisis que nos rodean, es que tenemos una crisis que significa un quiebre de la concepción del mundo que tenemos y por lo tanto es una crisis del alma. Hasta hace poco creíamos que el ser humano estaba sobre las cosas y por encima de todo.(F. Bacon: “debemos subyugar a la naturaleza, atarla a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava”) Sin embargo ha comenzado a emerger la consciencia de la interdependencia: Todo está conectado con todo y nada puede existir fuera o independientemente de esta red interdependiente. Así como decía desde una profunda sabiduría el Jefe Seattle, cacique de los Duwamish, en su discurso ante el gobernador de Washington en 1856 quienes querían comprarles sus tierras: “¿Dónde ha quedado el bosque denso y cerrado? Se acabó. ¿Dónde estará el águila? Se fue. Es el fin de la vida y el comienzo de la supervivencia….Si te vendemos nuestra tierra, ámala y protégela como nosotros lo hacíamos. Nunca olvides cómo era esta tierra cuando tomaste posesión de ella. Y con toda tu fuerza, con tu poder y con todo tu corazón. Consérvala para tus hijos e hijas y ámala como Dios nos ama a todos. Nuestro Dios es el mismo Dios. Esta tierra le es sagrada. Ni siquiera el hombre blanco puede eludir el destino común a todos nosotros.” En el discurso del piel roja Seattle, distinguimos la interdependencia y la religación de todos los seres, lo sagrado de la naturaleza, la presencia de lo divino en el ser humano y el universo entero, y la constatación que a pesar de todas las diferencias y contradicciones tenemos un mismo destino común. Y así como Seattle también desde otro lugar muy diferente surgen llamados similares.La propuesta de las nuevas ciencias sistémicas evolutivas es que, sea cual sea la naturaleza real de los tres grandes dominios (materia, vida y mente), están conectados porque expresan las mismas leyes generales o patrones dinámicos. Más aún, desde la física cuántica algunos desprenden que todo es energía en diversos grados de concentración y estabilización en complejísimos sistemas de relaciones, en los que todo está interconectado con todo, originando la sinfonía universal, las montañas, los microorganismos, los animales, los seres humanos. Todo posee interioridad. Por eso todo es espiritual. La ecología profunda, según F. Capra no es más que el saber acerca de las relaciones, interconexiones, interdependencias e intercambios de todo con todo, en todos los puntos y en todos los momentos. O como dice F. Capra “Para recuperar nuestra plena humanidad, debemos reconquistar nuestra experiencia de conectividad con la trama entera de la vida. Esta reconexión es la esencia de la base espiritual de la ecología profunda” Entonces la crisis tiene una mirada positiva, ¿ no será la oportunidad para el ser humano de religarse con la naturaleza, el planeta, el universo y con Dios? ¿Y qué es una crisis? Según la Real Academia la define como una mutación importante en el desarrollo de procesos, de orden físico, histórico o espiritual. Y bien que vemos los grandes cambios que están ocurriendo. Crisis viene de la palabra sánscrita kri o kir que significa dispersar, purificar, o sea, limpiar de imperfección. La crisis actúa como un crisol (elemento químico) que purifica el oro y acrisola (purifica, limpia) los elementos que se han incrustado a lo largo de un proceso vital o histórico y que, con el tiempo, han ido adquiriendo un papel sustantivo, apoderándose del núcleo mismo, al punto de poner en peligro la sustancia misma. O sea, una crisis está llena de vitalidad creadora. Estamos viviendo cambios profundos en nuestras creencias y por lo tanto en la forma cómo vemos el mundo y cómo lo experimentamos. Nuestra alma también se conmueve y se transforma al comprender la necesidad de religación con la naturaleza y el universo. La crisis podrá purificarnos, sólo si a cada uno de nosotros le acontece y le conmueve hasta los tuétanos. Confiemos que desde el caos y desde el amor, surja un nuevo camino que nos lleve a un nuevo orden, con un mayor nivel de conciencia para los seres humanos, que nos permita continuar viviendo en el planeta con mayor armonía y bienestar.
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