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BIEN-ESTAR

MAYO DE 2009

MAYO DE 2009

EL OBSERVADOR

La realidad depende del Observador que cada uno es. Las cosas son como las interpretamos. Como somos diferentes observadores, diferentes realidades emergen para cada uno de nosotros. Estas son frases que surgen con el nuevo paradigma que nos está permeando.

 

Muchos hemos venido incorporando estas frases en nuestras vidas, y como prácticas de vida, modificando nuestra mirada, tornándola más compasiva con nosotros mismos y lo más notorio con los otros que nos relacionamos.

Hemos llegado hasta modificar nuestra emocionalidad en la aprehensión de estos conceptos y a estar conscientes y en alerta en la práctica, en las relaciones con otras personas. Poco o menos aparece el enojo, o la emoción de “tener la razón” cuando vivimos con este cristal de aceptación por el otro. La compasión y la aceptación, el asombro y la maravilla de la diversidad son emociones que nos embargarán a menudo.

 

A veces nos puede abrumar el pensar en las numerosas  interpretaciones posibles para una realidad y puede desesperarnos el reflexionar que no “existe” una realidad única.

Quisiéramos tener una verdad a la que sea posible alcanzar en esta vida, pero como esto no es posible, muchos le dejan esta posibilidad a la muerte y la vida prometida en ella. Entonces comenzamos a vivir para la muerte, pensando encontrar en ella, las respuestas a nuestras preguntas a la develación del misterio y a la verdad única, porque aquí en vida esto es imposible.

 

Así, cada uno de nosotros tiene y vive sus propias verdades, y como decía Kant lo que conozco es lo que me da la realidad más lo que yo le agrego, o sea, estoy transformando permanentemente la realidad. Y si esto es así ¿por qué no podemos cambiar la forma en que damos cuenta de esta realidad, para que no tenga tantos dolores, y sea sin angustias?

Porque si bien todos tenemos formas diferentes de ver la realidad, todos nosotros perseguimos las mismas cosas en la vida, la felicidad, el amor, la plenitud. ¿Y entonces por qué nuestro cristal tiende a teñirse de sufrimiento, si son tan nobles nuestros sueños comunes? Y digo esto pensando que lo más común hoy día es que la pasemos mal.

Y siguiendo a Kant ¿Cuánto de mis filtros hay de lo que le pongo a esta realidad? ¿O es la realidad que gatilla en mí que despierten estos dolores?

¿Para qué venimos a esta vida de humanos, con estas estructuras que no nos permiten contestar las preguntas, ni tampoco alcanzar una verdad común? ¿Es que debiéramos abandonar la ilusión de hacernos las preguntas?

 

Encontré estos versos antiguos (2.500 AC) que dicen venir de la biblioteca de Babilonia. El poema plantea los grandes interrogantes humanos: el significado de la vida, problema de la muerte, planteamiento de la inmortalidad y resignación ante el destino.

 

“Tú pues Gilgamesh llena tu vientre, goza de día y de noche.

Cada día celébralo como una fiesta regocijada, día y noche danza y juega….

Ya que esa es la tarea de la humanidad…”

 

¿Qué es lo que nos limita a realizar la tarea de la humanidad, así como lo expresan los versos? ¿Dónde la ceguera nos confunde? ¿Cuál es la perspectiva que como observadores nos llevaría a esta fiesta regocijada? ¿Quiénes lo han logrado para aprender de ellos? Y nuevamente surgirán miles de caminos posibles, tanto como observadores haya en estos caminos. Quizá sea el camino de los héroes como Gilgamesh o el humilde paso de una mariposa, que con sus alas gatillará una tormenta…

¿Cuál es su camino?

 

 

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